Día 3

Las 5.15. Un solano del copón y Tri que se levanta a ver por la ventana quién coño ha encendido la luz. Las vistas, impresionantes, aunque no lo suficiente como para quitarme el sueño.

Suena el despertador a las 7 de la mañana porque había que salir a las 8. Pero como los dos días que llevo, soy la primera en levantarme. Al final, salimos a las 9 con las consiguientes peleas por ir tarde.

Hala, 3 horas y media de coche a Francia, con la peli de la sirenita falsa, sin llevar encima la documentación y pasando delante de la aduana acojonada (pero no había nadie dentro, ni a la ida, ni a la vuelta) y las peleas típicas de los niños.

Llegamos por fin al campamento de ponys, para que una gabacha muy sonriente nos diga "venis una hora tarde, ya ha pasado la hora del picnic, au revoir." Y a joderse, de vuelta a Suiza (otras 3 horas y media de coche), con las consiguientes peleas, el niño que se echa el agua encima y que no deja dormir al bebé, el bebé que llora, la madre que se cabrea... Y Tri intentando leer el Silmarillion pero nadie le deja, ¡como si fuese una lectura ligera!

Volvemos a la casa y el niño sigue con ganas de juego. Jugamos un ratito con unos juguetes que a cualquiera que haya visto Toy Story se le ponen los pelos de punta del stress que tienen que tener los juguetes del niño: solo sabe jugar a meterle ostias, y de las gordas...

A las 8 que dice la madre que se va a poner a limpiar el cuarto de la niña porque viene la otra aupair, Nathaly, a ayudarme un par de semanitas y se quedará ahí. Y con limpiar quiero decir hacer una limpieza étnica de papeles y cosas que tiene la niña en el cuarto: ¡pobrecita cuando vuelva y lo vea todo tal y cómo está ahora!

Y a las 10 a cenar, super tarde para lo normal aquí! Hemos cenado crêpes, que adivinad con qué lo hacen los franceses en vez de levadura. Pista: también lleva levadura...

Hala, son las 22.53 y estoy muerta otro día más, ¡y eso que estos primeros días íban a ser tranquilitos! A ver qué tal se presenta la semana...

Tschüss!